LA MUJER Y LA DISCAPACIDAD
Actualmente
al hablar de discapacidad, la mayoría de las personas lo asocian con
una idea de estigmatización o anormalidad sin distinción alguna, no
obstante, este problema se agudiza al tratarse en específico de las
mujeres ya que, las mujeres con discapacidad a pesar de gozar con una
protección legal, se enfrentan a diversas clases de violencia que
hicieron necesaria una reforma (criticada por algunas organizaciones
como superficial) y ésta se logró el 18 de marzo del 2021 incluyendo el
término “discapacidad” a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
De
acuerdo con la Real Academia Española, se entiende por discapacidad la
“situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales
duraderas se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación
social”, siendo increíble que en estos días aún haya una mejor atención
a los varones con discapacidad en comparación con las mujeres. Si
sumamos la discriminación a la mujer por su condición de mujer y la
discapacidad nos encontramos, como bien define la Real Academia Española
con una notable barrera de acceso a su participación social.
Afortunadamente las mujeres con discapacidad no están solas, ya que existen asociaciones en pro de la mujer como “Mexicanas
con Discapacidad”, “Justicia para las Mujeres”, entre otras; lo cual,
resulta de gran ayuda, ya que las asociaciones son creadas
específicamente como refugio para las mujeres que no cuentan con una
guía que les explique cómo hacer más fácil su acercamiento.
Así,
resulta fundamental que como consecuencia de la reforma a la Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se
mejoren las formas de acceso a la igualdad de condiciones y justicia ya
que debemos de tomar en cuenta que estando en esta situación lo que más
se necesita es ayuda para cualquier actividad que conlleva el día a día.
Con
todo esto, la idea o percepción que la propia mujer con discapacidad
tenga de sí misma juega un papel trascendental debido a que no permitirá
ningún trato inferior o menoscabo de su propio ser. Una forma en la
cual es posible recuperar ese amor propio es a través de las personas de
confianza o círculos cercanos, exteriorizando sus propias vivencias con
la finalidad de hacer conciencia con quienes la escuchan y esto servirá
como una forma de catarsis para la sociedad.
Estas
pequeñas acciones, conllevan a humanizar a una sociedad que pareciere
que no toma las medidas suficientes en este campo, ya que de acuerdo con
el Instituto Nacional de las Mujeres el 80% (lo cual es un porcentaje
alarmante) de los refugios no son accesibles a las mujeres con
discapacidad y las investigaciones de Human Rights Watch arrojan los mismos resultados en cuanto a la dificultad de acceso.
Recordemos,
que la discapacidad puede ser temporal, auditiva, intelectual, etc.,
por lo cual, en muchas ocasiones, es la familia quien ayuda a las
mujeres con discapacidad a colmar las necesidades temporales o
definitivas ya sea de forma económica o inclusive afectiva y también, en
muchas ocasiones, las mujeres con discapacidad son más proclives a
sufrir abuso sexual o violencia doméstica.
Desafortunadamente
la pandemia de COVID 19, hizo que empeoraran las diversas clases de
violencia en contra de las mujeres con discapacidad, pero ahora, con el
uso las herramientas tecnológicas, se puede vislumbrar una luz en el
túnel.
El
Centro Interdisciplinario de Derechos, Infancia y Parentalidad, A.C.,
mejor conocido como CIDIP, viendo estas condiciones, ha creado una app
en cofinanciamiento con la Secretaría de Mujeres de la Ciudad de México,
esta app se llama “app morada”, y de acuerdo con la directora del
CIDIP, los principales puntos de la app comprenden:
Proporcionar información sobre violencia de género y todos los contenidos están en sistema de Lengua de Señas Mexicanas (LSM).
Ofrece acceso directo a números de emergencia.
Cuenta con accesibilidad web y se puede descargar desde Android (las negociaciones con Apple aún continúan).
La
labor ha resultado ser ardua ya que las mujeres con discapacidad en
diversas épocas han sido objeto de duda al tratar de hacer de
conocimiento a la autoridad competente de cualquier situación que
vulnere su condición, lo cual, gracias a la apertura que han empezado a
tomar ciertas instituciones ha conllevado a su reconocimiento como lo ha
hecho Diana Sheinbaum quien es coordinadora del Programa de
Discapacidad y Justicia de Documenta: “Los funcionarios de la justicia a
menudo cuestionan que las mujeres con discapacidad puedan tomar
decisiones o hablar con claridad sobre la violencia que han
experimentado, e incluso les niegan la oportunidad de presentar una
denuncia”. “El proyecto de ley podría cambiar esta situación al
establecer de manera muy clara la obligación de las autoridades de
aplicación de la ley de cerciorarse de que las mujeres con discapacidad
puedan acceder a la justicia en igualdad de condiciones con las demás
mujeres”, (haciendo referencia a la Ley General de Acceso de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia)
Así
mismo, la codirectora de Equis: Justicia para las Mujeres, Fátima
Gamboa, ha manifestado que “El gobierno mexicano no ha asegurado el
acceso a la justicia para muchas mujeres en México y, en muchos
sentidos, esto ha excluido por completo a las mujeres con discapacidad”.
“Las reformas que se proponen garantizarían los ajustes a los
procedimientos para que las mujeres con discapacidad puedan participar
en igualdad de condiciones en las investigaciones, las audiencias, los
procesos y otros pasos indispensables para acceder a la justicia”
Esta
desigualdad, se manifiesta debido a una inferioridad u opresión de
género en la vida cotidiana aunado a la mayor discriminación social
hacia las mujeres con discapacidad. Sin duda alguna, un factor que ayuda
a erradicar por completo este tipo de ideologías es la educación, que
siempre nos ayudará a formar una sociedad mucho más humanitaria, siendo
así que, Mayala Yousafzi,
premio nobel de la paz de 2014, afirma que: “Un niño, un profesor, un
libro y una pluma pueden cambiar al mundo. La educación es la única
solución”.
La
falta de educación genera una serie de tabúes sociales que generar una
serie de falsos prejuicios, lo cual ha ocurrido con la discapacidad al
ser menospreciados. Una de las soluciones más factibles aunada a una
educación integral es el llevar a cabo una política social encaminada a
erradicar dichos tabúes para promover el respeto hacia las diferencias
de todas las personas en especial de las mujeres.
Algunos
aspectos que se verían beneficiados de manera inmediata lo son que las
mujeres con discapacidad al contar con mayores grados académicos
tendrían mayores facilidades para lograr encontrar un trabajo que
satisfaga sus necesidades.
Existen
también factores que promueven su desarrollo como cuando la familia y
las personas con las que se relacionan las aceptan y apoyan. Si se
sienten queridas y aceptadas va a ser importante y va a influir en su
propia aceptación y va a facilitar su adaptación personal y familiar, lo
que ayudará a desarrollar una mayor autoestima.
“La
mujer plena es aquélla que, viendo su propia realidad, sus propias
limitaciones, es capaz de emprender la dura tarea de transformarlas”
(Rodríguez-Mannino,
1985). Las mujeres se descubren y conocen, cambiando la manera de
verse a ellas mismas, percibiéndose como dignas y valiosas porque su
valor ya no lo ponen en el exterior sino en su interior.
Todos
como sociedad podemos contribuir a erradicar la violencia en contra de
la mujer y la discapacidad, una mejora en autoestima y condiciones es
contar con relaciones favorecedoras como amigos, pareja o familiares que
construyan relaciones afectivas erradicando obstáculos externos como
limitación al empleo, barreras sociales, etc.
“La única discapacidad en la vida es una mala actitud” Scott Hamilton.
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